lunes, 9 de octubre de 2017

2. Ariel - ¿Solo una coincidencia?


Un pitido. Dos. Tres. Cuatro...Mi ansiedad aumentaba por momentos. "Vamos, responde" pensé cambiando el peso de pierna a pierna. Cinco...
—Ariel, gracias por llamar. Primero de todo, necesito saber si estás bien—dijo una voz femenina al otro lado. Era de una mujer joven.
Me quedé helada. Como si me hubieran echado un cubo de agua con hielo por encima. ¿Cómo sabía que era yo quien llamaba? ¿Le había dado mi número?

— ¿Quién es? ¿De qué me conoce?—pregunté lo más obvio que podía preguntar pero era lo único que gritaba mi mente.
—Ariel, sé que estás confundida y tienes preguntas. Nos conocimos ayer por la noche, puedes confiar en mí pero no podemos hablar mucho tiempo por aquí. No es seguro—La mujer hizo una pausa. ¿Cómo que no es seguro hablar por el móvil? ¿Por qué no iba a ser seguro?—. Ve a Green Park, a la estatua del Guerrero a las 16:00. Te explicaré allí todo.
Antes de que pudiera decir nada, colgó. Me quedé mirando el móvil como si me fuera a dar todas las respuestas que quería. No lo hizo. Sacudí la cabeza con un suspiro y cogí una buena bocanada de aire. Aquello era ridículo, seguro que anoche alguien había hecho una apuesta para jugar conmigo. No iba a ir al parque a esa hora, no merecía la pena malgastar el tiempo en aquella tontería. No sería nada.
Puse de nuevo el móvil a cargar y me fui al baño a acabar de arreglarme. Me vestí con una camiseta ancha y unos leggins, me peiné dejándome el pelo mojado suelto y me dirigí a mi cuarto. Eran las 12 de la mañana y mi compañera de piso no había decidido aún hacer acto de presencia. Cogí el portátil y una carpeta con papeles y me senté en la mesa del salón. Tenía que estudiar. Mi máster no se iba a acabar solo y ya solo me faltaban un año.

Ya había comido las sobras del día anterior. Unos espaguetis con salsa carbonara y algo de ensalada. Sin embargo, mi compañera de piso no aparecía. No me preocupaba en exceso, solía desaparecer durante algunos períodos de tiempo. Recogí la cocina y me tomé un paracetamol. El dolor de cabeza estaba remitiendo pero aún seguía ahí. Cada vez más me había hecho a la idea de que lo que había pasado era solo una broma y que lo que hubiese hecho anoche no era tan importante. Emborracharme, acostarme con un tipo, lo normal. La vida seguía.
Me eché en el sofá y puse la televisión de fondo mientras me disponía a echarme una siesta. No fue hasta que sonaron las sirenas de coches de policía en la tele, que abrí los ojos de golpe. Subí el volumen y me incorporé.
"Incidente en las cercanías de Green Park. Mujer de 32 años encontrada muerta en extrañas circunstancias. Se cree que puede ser a causa de un robo que salió mal. Seguiremos informando."
La foto de una mujer rubia de ojos castaños aparecía en pantalla mientras la voz de una reportera recitaba el suceso. La mujer me resultaba familiar...Miré la hora. Las 16:30. "No puede ser" pensé mientras me recorría un escalofrío. Agarré el móvil y me fui a la lista de contactos. Le di a llamar de nuevo al contacto "Llámame" y me saltó el mensaje "Este teléfono está apagado o fuera de servicio. Vuelva a intentarlo más tarde". Repetí la operación varias veces, con el mismo resultado.
Desde luego aquello era solo una coincidencia. Una oportuna y desgraciada coincidencia. No podía ser que fuese la misma mujer que me había contestado al teléfono... "No podemos hablar por aquí. No es seguro". Sus palabras resonaron en mi cabeza y solté una carcajada, me estaba volviendo paranoica. La resaca no me sentaba bien.
Solo era una casualid...El timbre de mi apartamento sonó. El pitido resonó por todo el piso. Miré extrañada a la puerta. Volvió a sonar. Mi compañera tenía llaves ¿Quién...? Sonó una tercera vez y me dirigí a la entrada lentamente.

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