martes, 2 de enero de 2018

19. Alpha y Beta.

Imagen relacionada

Leonel cerró la puerta principal y tiró las llaves con desdén en el cuenco vacío a la izquierda. La cocina estaba vacía, limpia y recogida. El salón permanecía igual de silencioso. La luz del mediodía entraba por las ventanas iluminando la estancia, creando bonitas sombras, haciendo brillar la madera pulida. Por alguna razón aquello irritó a Leonel. Soltó un suspiro molesto y echó a andar por el pasillo.
—Dedral—Llamó a la puerta del despacho y la abrió sin esperar respuesta. El hombre al que buscaba estaba cómodamente sentado en una silla de escritorio, enfrascado en un mar de papeles y carpetas. Una taza azul descansaba a un lado aún medio llena con una bolsita de té dentro.
—Podrías haber esperado a que contestara—Comentó distraído Dedral sin levantar la vista del informe que estaba leyendo. Leonel rodó los ojos con cansancio ante el comentario.
—Veo que estás ya leyendo el dossier de Ánima—Leonel recalcó lo obvio esperando a que Dedral dejara lo que estaba haciendo y le prestara un poco de atención. Sabía que la actitud que estaba teniendo era porque algo le había molestado pero no estaba para jugar al gato y al ratón.
El hombre asintió con levedad mientras pasaba una página.
— ¿Y Ariel? —Leonel se acordó de la chica que había dejado en el baño horas antes. Esperaba que estuviese bien.
—Ah—Dedral dejó los papeles sobre la mesa y giró en la silla para enfrentarse a Galagor. Sus ojos azul hielo desafiaron a los ámbar de Leonel—. ¿Te refieres a la chica confusa y asustada a la que has dejado sin supervisión en una casa ajena?
—Dedral…
—No, ni se te ocurra justificarte—Su voz se había tornado dura y afilada como el cuchillo más certero—. Si no llego a aparecer porque me han cancelado la reunión que tenía, Ariel se habría largado y la principal ventaja que tenemos ante Orizont se habría esfumado. Así que no te atrevas a ponerme una excusa cuando ambos sabemos porque tenías tanta prisa en irte.
—Pero estabas aquí ¿no? Pues ya está—Dedral alzó una ceja y Leonel supo que estaba cruzando la línea. Enfadar a Dedral no era la mejor opción ahora mismo. Decidió suavizar su tono de voz—. ¿Qué tal la chica? ¿Está bien?
—Más o menos. Sufre de estrés post-traumático. Tuvo una crisis hace poco, incluso me amenazó con un cuchillo. Vamos a tener que tomárnoslo con calma—Estiró el cuello a ambos lados como si apenas le preocupara el tener a una joven de rehén.
— ¿Qué hiciste? Cuando la dejé estaba calmada…Dedral…—Leonel le miró acusativamente. Sabía cómo se ponía Dedral a veces, no era lo más acertado en una situación como esta.
Ante la pregunta el hombre de ojos azules dibujó una sonrisa misteriosa en sus labios.
—Nada. Le ofrecí el desayuno y todo. Me porté como un caballero…aunque puede que me dejará llevar un poco al final—Dedral se sonrió a si mismo con diversión. No podía evitar emborracharse con el poder. 
—Ese desayuno no era para ti, era para ella—Galagor se cruzó de brazos con desaprobación. Tenía la sensación de que a veces estaba tratando con un niño y no con un hombre adulto y maduro.
—Tenía hambre—Dedral se encogió de hombros restándole importancia pero se notaba la burla en su voz. Se levantó de la silla y comenzó a ordenar el escritorio—. Ariel está arriba. Deberías de subir ahora y calmarla un poco. Cuéntale algo de lo que está pasando. Darle algunas respuestas reducirá su nivel de ansiedad y estrés.
Leonel asintió de acuerdo. La chica era importante. Ahora era Ícaro. Tenían que conservarla hasta que pudiesen obtener su poder.
— ¿Qué tal con Klein? ¿Fue todo bien? —preguntó Dedral mientras cerraba una carpeta y la colocaba sobre otras igual de llenas de papeles.
—Sí, no hubo mayor complicación—Leonel se acabó apoyando en el marco de la puerta con despreocupación—. Es tal y como nos esperábamos. Su ambición será su perdición.
Dedral soltó una suave carcajada. Ya había terminado de recoger en su mayoría el desorden que había creado. Leonel, a pesar de todo, había realizado su tarea de forma impecable. El trato con Klein y el asalto a Orizont habían cumplido su función. Estaba satisfecho. Galagor nunca le decepcionaba.
—Le has dado las indicaciones para encontrar a los amigos de Pandora ¿no? —dijo distraído mientras terminaba de ordenar el último montón de papeles.
—Sí. Aunque sigo sin estar convencido de que deban de colaborar con Orizont. Quizás acepten nuestra propuesta para ello pero…no me fío de ellos. La lealtad no es su fuerte—comentó Leonel al tiempo que Dedral se daba la vuelta. Era una preocupación creciente que llevaba desde que Dedral le comentó usarlos como moneda de cambio. Eran demasiado volubles, podían traicionarles de manera fácil si quisieran.
—No te preocupes. No tenía pensado entregárselos así como así—Los ojos azul hielo de Dedral emitieron un leve destello—. Yo tampoco me fío de ellos y estoy un poco cansado de tener ese cabo suelto. Tienes razón en que la lealtad no es su punto fuerte. Traicionaron a Pandora en su día y cambiaron de bando. Pueden hacerlo otra vez. Voy a solucionar el problema antes de que nos afecte.
— ¿Vas a encargarte de los tres? —preguntó Leonel mientras se echaba a un lado. Dedral salió del despacho y le siguió.
—No. Solo de los dos hermanos. Sebastian sí que nos puede ser útil. Al fin y al cabo es el más poderoso de los tres—Dedral hizo una pausa y se quedó pensativo unos momentos—. Tranquilo Leonel, yo me encargo de ellos. También tendré otra reunión con Klein, en persona, para hablar de Ánima.
—De acuerdo—Leonel hizo un gesto de afirmación. Dedral sonrió complacido. Todo estaba saliendo según lo planeado. Aun así, había una cosa que le molestaba…
—Leonel…—Dedral endureció su voz y su expresión—. Ya discutí contigo hace tiempo mi opinión respecto a Pandora. Si vuelve a interferir en mis planes o a provocar errores tan graves como el de dejar a Ariel sin supervision…me haré cargo de ella personalmente. Está claro ¿verdad?
La amenaza quedó flotando en el aire como una pluma meciéndose entre ambos. Leonel sostuvo con dureza la mirada de Dedral. Sabía que no lo decía por decir, que cumpliría la amenaza sin pestañear.
—Muy claro—respondió entre dientes. Odiaba cuando Dedral se ponía así, más aun cuando sacaba el tema de Pandora. No había muchos temas en los que se enfrentará abiertamente a él pero éste era uno en el que no pensaba ceder.
—Bien—Dedral relajó su expresión—. Ve a hablar con Ariel. Me encargaré de los preparativos para los próximos días. Haré la comida si quieres. Necesitas descansar tras los últimos acontecimientos.
Aquel comportamiento a veces irritaba a Leonel. Dedral lo hacía a menudo, dejaba claro quién era el que mandaba y luego tratarte como a un igual. No era la primera vez que habían tenido enfrentamientos por situaciones como ésa pero a Leonel no le apetecía pelear. Sabía que ambos estaban tensos por todo lo que estaba pasando. Discutir solo agravaría las cosas.
Decidió dejarlo pasar. Sonrió complaciente y se dirigió escaleras arriba.
Share:

0 comentarios:

Publicar un comentario