lunes, 28 de agosto de 2017

Norte

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Me han dicho más de una vez que tengo las ideas muy claras y que me tenían envidia por ello. Nunca he dejado de sonreír irónicamente ante esas palabras. Porque la verdad, es que vendería lo poco que me queda de alma por tener las cosas claras. 
Es muy fácil fingir determinación y convicción, y no lo hago para que las personas me vean así, no. Lo hago para así, quizás, convencerme a mí misma y realmente sentirme de esa manera. Ponerse máscaras es sencillo, mostrarse fuerte y decidido pero lo cierto es que soy un desastre y estoy tan perdida que casi he olvidado lo que es tener un Norte.

La incertidumbre es una tortura y por mucho que me esfuerce sigo viendo el futuro tan negro como la boca del lobo. No sé qué hacer con mi vida, y aunque sé que aún soy muy joven, también sé que las decisiones que tome ahora probablemente tendrán grandes consecuencias en un futuro. Lo que yo decida ahora es el aleteo de una mariposa, y en el futuro se convertirá en un tornado.

Nunca he tenido una brújula guía, no me han dado las herramientas para saber lo que quiero, o si quiera para orientarme. Siento como si me hubieran soltado en un bosque, sin ningún instrumento y la única directriz es “Encuentra la salida”. No sé por dónde empezar, no sé lo que buscar y los aullidos suenan cada vez más cerca.

Al menos aprendí hace algún tiempo que quedarme quieta no es la solución para nada. Así que, aunque a ciegas, me sigo moviendo en una dirección aleatoria, con la esperanza de encontrar un destino. Y sí, la esperanza es lo último que se pierde. Irónico, que perdida, sea a lo que me aferro.

Tampoco hay que confundirse, no es que tenga una mala vida. No me puedo quejar de lo que tengo y soy feliz con lo que he conseguido. El problema está en que no sé cómo avanzar y soy el tipo de persona que necesita un propósito, una dirección, un destino. Sé que en el camino pasaran cosas, los agentes externos no se pueden controlar pero al menos sé a dónde quiero llegar. El punto B es el final y es un faro en mitad de la tormenta.  

Es curioso, como escribir calma mi mente.

Ahora solo queda seguir buscando el Norte.


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